Muchas mujeres aún vienen a mi consulta y, tras muchos años de hacerse revisiones, aún no saben para qué sirve la citología, o piensan que sirve para diagnosticar infecciones vaginales como las cándidas. Cierto es que al tomar parte del flujo vaginal, se pueden diagnosticar ciertas infecciones, sin embargo, no es la prueba indicada para eso. En realidad, la citología cervical o Test de Papanicolau se emplea para diagnosticar precozmente el cáncer de cuello de útero y sus lesiones precursoras, gracias a la extracción de células mediante un suave raspado.
El cáncer de cuello de útero o cáncer de cérvix está provocado por el Virus del Papiloma Humano, que es una enfermedad de trasmisión sexual. Los hombres la trasmiten, pero no hay prueba que les diagnostique que lo tienen y son en su mayoría asintomáticos. Por eso son tan importantes las citologías, ya que, además, la enfermedad en la mujer sí se produce con más frecuencia, pero también suele ser asintomática. El próximos post os hablaré más a fondo de este virus.
¿Cómo se toma la citología?
Seguramente que os habréis preguntado muchas veces qué es lo que hacemos cuando tomamos la muestra para la citología. Pues bien, os lo voy a explicar:
- El cuello del útero o cérvix se encuentra al final de la vagina. Para la citología toman células del cuello del útero, por lo que necesitamos abrir la vagina, ya que no es un “agujero”, sino una cavidad virtual y sus paredes están plegadas una contra otra.
- Para ello, se inserta un espéculo en la vagina, el cual es un instrumento con dos valvas o “brazos” que se separan y permiten esa apertura de la vagina, y observar al fondo el cuello del útero.
- Una vez ya localizamos el cuello del útero, con una pequeña espátula y un cepillo se realiza un suave raspado en el interior y en la parte externa del cuello de útero. Se toman varias muestras que, posteriormente, se extienden en pequeño cristal que se mira al microscopio y que nos dirá si el cuello del útero está sano o no.
¿Puede ocasionar alguna complicación la prueba?
Es muy raro que esta prueba ocasione alguna complicación. Puede existir un mínimo sangrado que cause un pequeño manchado vaginal, pero que se considera normal porque es debido al rascado, sobre todo en mujeres jóvenes o según la fase menstrual en la que se encuentre.
Tampoco es una prueba dolorosa, aunque la inserción del espéculo puede resultar molesta cuando la mujer no relaja el suelo pélvico.
¿Cuándo hay que hacerse las citologías?
Las recomendaciones para hacerse una citología cervical cambian en los diferentes países e incluso cambian entre las instituciones médicas dentro del mismo país. En España, se recomienda comenzar a hacerlas a los tres años del inicio de las relaciones sexuales, a partir de los 25 años, y repetirlas de forma anual, o al menos, no dejando pasar nunca más de 3 años. Pueden recomendarse controles más frecuentes si los resultados previos no son del todo normales o la mujer tiene algunos factores que puedan facilitar la aparición de tumores, como la infección por el VIH u otros trastornos del sistema inmune.
Las mujeres embarazadas y las mujeres que están vacunadas del VPH también deben realizar sus citologías cervicales con normalidad. Las mujeres sin relaciones sexuales no precisan citologías.
Las citologías se deben realizar hasta los 65 años, excepto si se tienen aún varias parejas sexuales, no se ha tenido al menos 3 controles citológicos negativos en los 10 años previos, o ha tenido alguna alteración en la citología en los últimos 20 años. En estos casos, se debe continuar con el cribado unos años más, dependiendo del caso.
¿Qué beneficios tiene la citología?
Gracias a la citología, se ha conseguido un descenso muy importante de los cánceres de cuello de útero, ya que consiguen diagnosticar lesiones previas que son tratables, impidiendo que evolucionen a tumores.
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