Desde el 23 de abril ya era negativo en covid, pero la complicación de sus lesiones le han mantenido hasta hoy en la UCI
Eric-Jan Harmsen, 62 años: Me tendría que haber muerto y no me han dejado morir, entre todos me han salvado la vida”
Eric es el primer paciente que ingresó en la UCI por covid y ha sido el último en abandonarla, tras nada menos que 83 días.
El 23 de marzo Eric acudió a Urgencias de la Policlínica, sospechando ya, por sus síntomas, que podía tener coronavirus. Y así fue, le hicieron la prueba y directamente ingresó en el centro con una neumonía por covid.
A los pocos días su neumonía empeoró y tuvo que ser trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos, donde ha permanecido 83 días. Desde el primer momento necesitó intubación y ventilación mecánica. “Su lesión pulmonar ha llegado a ser muy severa”, asegura Adriana Martín, responsable de la UCI. “Ha sido el paciente que más lesión pulmonar ha tenido de todos los que hemos visto. Ha necesitado un nivel de asistencia muy importante, ha necesitado estar en ventilación boca abajo varios días, ha tenido varias complicaciones asociadas a la infección por covid, de las cuales se ha recuperado, afortunadamente, muy bien. Ya no necesita respiración asistida, habla y come normalmente, y hoy abandonará la UCI para ir a una habitación en planta”.
Eric. ¿Cuándo ingresaste en el centro y cómo descubriste que tenías covid?
El 23 de marzo. Lo descubrí aquí dentro, me encontraba mal y fui a urgencias. Algo en mi decía; “si no vas te mueres”, porque yo no voy normalmente a un hospital.
Yo sospechaba que podía ser covid. Me hicieron la prueba y me ingresaron directamente. A partir de ahí perdí la conciencia. He estado en coma, muerto, durante un mes. Me desperté al mes, pero no estaba aquí, estaba tonto… no recuerdo nada. Solo tengo recuerdos del último mes.
¿Cómo te sientes ahora?
Me siento agradecido humilde, feliz, eufórico, no me lo puedo creer, tendría que haber muerto, pero no me han dejado morir. Han luchado hasta el último momento y no me han dejado morir, estudiando juntos, probando esto, probando aquello, es tremendo… Si no hubiera ingresado aquí no estaría vivo. Aquí hay 20 o 30 enfermeras, auxiliares, médicos… todos son ángeles. Les voy a echar de menos.
Siempre he tenido un concepto muy malo de los médicos. Siempre digo, “vas al médico y te mueres”. Creo que están hartos de su trabajo, cada día lo mismo. Pero me han demostrado que aquí no, aquí no es cada día lo mismo, esto es un trabajo interesante, les gusta su trabajo… tienen vocación y empatía, intentan solucionar el problema, y si no pueden buscan una alternativa… es como una familia.
¿Qué recuerdos tienes de tu estancia en la UCI?
A veces los tenía que llamar por la noche. Tenían que vestirse de “cosmonauta”, ponerse un traje, todo el lío… llega un momento que piensas, son personas. Tienen turnos de trabajo, curran como cabrones. Y siempre con la sonrisa y con las ganas, eso me ha impresionado muchísimo.
Recuerdo un día que le dije a Adriana (médico responsable de la UCI), cuando ya podía empezar a comer… que estaba soñando con un bocata de queso, pero no se puede introducir comida de fuera. El séptimo día me tocó comer y se presentó ella con un bocata de queso. Me puse a llorar. Es una mujer con una bondad, un corazón de oro… ¡Es tan buena!.
Vas a planta, todavía no te vas a casa. ¿Con ganas de verte en casa?
Yo estoy con una pierna en casa, porque la fisio, Leonor, que es tremenda esa mujer, me ha dicho que en casa haré más ejercicio que en el hospital. En casa hemos alquilado una cama de este tipo, con bicicleta para ir haciendo ejercicio. Vendrá un fisio, un osteópata y un logopeda cada día para ayudarme a rehabilitarme, todos amigos de mis hijos. Pero tengo que ir a planta porque si no puedo estar de pie, no puedo ducharme y asearme solo, no puedo ir a casa. Es necesario, pero quiero pensar que el próximo fin de semana, que por fin serán 90 días de ingreso, me podré ir a casa.
¿Cómo ha llevado esta situación tu familia?
Han estado muy cerca de mí, mi hijo ha venido cada día. Incluso le han dejado entrar a verme con el traje de cosmonauta. Mi hijo también es una persona muy crítica como yo, hacía muchas preguntas a los médicos, controlando, llamando por teléfono, apuntando en un papelito lo que le decían… Y no le han mandado a la mierda. Él también me ha salvado la vida.
Estaba muerto. Tendría aue haber muerto y entre todos me han reanimado. Suena patético, parece que me estáis pagando para que diga esto, pero no, porque al contario, soy crítico.
Voy a envejecer más tranquilo en la isla sabiendo que puedo acabar bien en la Policlínica.