Hace 20 años que se empezó a gestar la implantación de la primera y única sala de hemodinámica cardiaca en Ibiza.
El doctor Antoni Serra, nuestro Director de Cardiología Intervencionista, nos explica las dificultades y retos de los primeros momentos. Pero el esfuerzo ha valido la pena: a día de hoy, calcula, estaremos salvando la vida a unas 40-50 personas al año en Ibiza.
Hace ya 20 años que se empezó a gestar la implantación de una sala de hemodinámica Cardiaca en Ibiza. ¿Cómo fue?
Efectivamente, era el año 2.000 cuando me llamó el doctor Vilás para quedar conmigo, vino a Barcelona y me dijo que quería montar una sala de hemodinámica en una clínica privada en Ibiza. Me lo quedé mirando con los ojos como platos y le dije, ¿en serio? Montar una sala en una isla pequeña es un reto enorme, piensa que las unidades de hemodinámica se ubican en hospitales enormes de alta complejidad. Trasladar eso a una clínica privada, situada además en una isla de menos de 100.000 habitantes de población es muy complejo porque no hay el volumen para poder mantenerla, por un lado, y tampoco desde el punto de vista económico es viable, es una ruina auténtica y así se lo dije al doctor Vilás. Pero él me respondió que ya lo había analizado, pero que a Ibiza le faltaba esa parte asistencial que él consideraba muy importante, y así es en realidad, y me dijo que estaba dispuesto a lo que fuera para que fuera una realidad. Y así nos pusimos a trabajar.
De hecho, yo considero que, gracias a la generosidad de la Policlínica Nuestra Señora del Rosario, de la familia Vilás, Ibiza ha podido disfrutar de esta instalación desde hace casi 20 años ya.
¿Cómo fueron los inicios de la sala hace ahora 20 años?
El reto logístico era tremendo. No había ni hay ningún precedente de una sala de hemodinámica en el marco de la insularidad en una isla con una población tan limitada y era una experiencia piloto. De hecho, el modelo de la hemodinámica de Ibiza es único en España. Y comparando con modelos similares, por el carácter de insularidad, si nos vamos a las Islas Canarias, allí solo hay hemodinámica en las islas grandes, que rondan el millón de habitantes, como Tenerife o Gran Canaria. Lanzarote (150.000 habitantes) y Fuerteventura (130.000), no tienen hemodinámica. Es algo extremadamente complejo y hasta ahora no se han atrevido a hacerlo. Ambas islas lo están reclamando.
Para garantizar el servicio empezamos a trabajar con dos máximas: una, instalar una de las mejores máquinas del mercado, y dos, traer a profesionales altamente experimentados con prestigio nacional, para que se hicieran cargo de ella.
Los hemodinamistas que vinieran aquí debían ser trapecistas, que pudieran hacer el trapecio sin red, porque aquí no había una red detrás. No había unos intensivos enormes, no hay cirugía cardiaca, las complicaciones podían ser más; eso implicaba, por tanto, que los hemodinamistas que vinieran aquí fueran gente de un altísimo nivel. Y así fue. Esa fue la logística. Venía yo y me acompañaban otros colegas, jefes de servicio de grandes hospitales de Barcelona, veníamos dos o tres veces a la semana en función de la demanda asistencial.
El siguiente punto de inflexión se puede considerar en el año 2005, cuando se cierra un acuerdo con el Ib-salut para tratar así a todos los pacientes de las islas y no solo a los privados.
Arrancamos con este modelo y esperábamos que pronto se pudiera tener un acuerdo con el ib-salut para que la gente de Ibiza y Formentera pudiera tener acceso a este servicio, y dejaran de tener que ser enviados a Palma para hacerse un cateterismo cardiaco, no tenía sentido si aquí estaban las instalaciones; pero se tardaron 4 años en hacerlo realidad. Estuvimos los 4 primeros años haciendo 50 casos al año, solo privados, porque no se cerraba el acuerdo.
En 2005 se cierra el acuerdo y, a partir de ahí se incrementa el volumen de pacientes con el mismo modelo: implantación de primer orden.
En 2005, de golpe, los pacientes de la isla que tenían que trasladase a Palma dejan de hacerlo gracias al acuerdo. Se acaban los aviones, la lista de espera para ir a Palma, aquí la lista de espera para a ser, como mucho, de 48 horas, los pacientes se atienden aquí, y la familia puede venir a verlos aquí, desaparece el estrés, y además están atendidos por gente de muy sólida preparación.
¿Qué tal fueron los resultados en esta nueva etapa?
Los resultados que tuvimos fueron incluso mejores que los que se registraban antes con los pacientes desplazados a Palma. Eso duró desde 2005 hasta 2015. Porque, en un principio, solo hacíamos pacientes estables, es decir, aquellos que necesitaban hacerse un cateterismo cardiaco pero que estaban en casa esperando, mientras que los urgentes y los infartos todavía se seguían mandando a Palma, el Ib-salut no nos había hecho aún el encargo.
A base de trabajar con Can Misses y la Policlínica se fue generando esa confianza y al final poco a poco nos iban pidiendo casos urgentes, que no infartos en la isla.
En 2015 de nuevo cambian las cosas, ¿qué ocurre?
En 2015 se nos pide que pongamos en marcha el código infarto.
Poco a poco nos vamos haciendo cargo de más casos urgentes, y, paulatinamente, se generó la necesidad de que hubiese un hemodinamista todo el tiempo en Ibiza. Así es como llega Sebastián Gaido, cardiólogo que estaba en Barcelona, con una formación extraordinaria, lo convenzo y decide cambiar su vida y venir a Ibiza para cubrir aquí los 365 días del año los pacientes urgentes. Paralelamente nos sentamos con el ib-salut que nos pide poner en marcha el código infarto.
¿Cómo fue la implantación del código infarto?
El código infarto es de una complejidad enorme.
Nosotros y la Policlínica redactamos todo el código infarto, se lo mandamos a todos los organismos implicados, Gerencia de Salud, Can Misses, servicios de cardiología correspondientes, al SEM… Durante un año estuvimos discutiendo y consensuando ese protocolo. En julio de 2017 arranco el código infarto no sin antes fichar a dos hemodinamistas más.
¿La sala hemodinámica está preparada para cubrir las necesidades de toda la población de las pitiusas?
Y más todavía. De hecho, nos sobra tiempo; esta sala tiene un nivel de ocupación de la mitad de lo que podría asumir. Podríamos doblar lo que estamos haciendo y llegar a 1.000 procedimiento al año. Hacemos alrededor de 400 cateterismos diagnósticos, unas 196 angioplastias coronarias, de los cuales 60 aproximadamente son pacientes súper urgentes que han sido trasladados por los servicios públicos de urgencias con un infarto agudo de miocardio. En estos casos se requiere una infraestructura mucho más compleja que en una angioplastia normal porque son pacientes que llegan a veces en una situación complicada, como fallo cardiaco, shock cardiogénico, en parada cardiorrespiratoria… de manera que hemos tenido que tener una sala mejor preparada que la que teníamos antes. Desde el 2016 hasta aquí hemos hecho un proceso de dotar a esa sala de los últimos avances en tecnología; esta sala no tiene nada que envidiar a ninguna sala que esté en cualquier gran hospital público de España.
Estamos de acuerdo en que la hemodinámica salva vidas. ¿Podría decirme cuántas vidas estamos salvando al año en Ibiza y Formentera?
No hay duda de que la hemodinámica cardiaca salva vidas. Por ejemplo, en infarto agudo de miocardio y pacientes urgentes, la reducción de la mortalidad que podemos observar está alrededor del 15-20%. Es decir, teniendo en cuenta que la mitad de los pacientes que hacemos son entre urgentes e infartos, podríamos decir que en Ibiza seguramente le salvamos la vida a unas 40-50 personas al año.
¿Qué importancia tiene la renovación tecnológica en hemodinámica cardiaca?
La renovación tecnológica es imprescindible tal y como evolucionan los sistemas informáticos… La primera sala duró hasta 2012, unos 12 años. La actual tiene 8 años y en 2020 se renovará. Funciona bien, pero los nuevos equipos que vienen ahora son increíbles en la calidad de imagen, pero, sobre todo, en la reducción de la radiación. Ya tenemos en marcha la implementación de una sala de última generación aquí, muy importante para los pacientes y para los médicos.
Los enfermos de corazón ahora tienen una doble preocupación, su enfermedad cardiaca, y la covid, ¿Qué les transmitiría?
A los pacientes cardiovasculares en tiempos de covid se les plantean varios problemas. Por un lado, son pacientes con una tipología concreta, suelen ser diabéticos, hipertensos, algunos de ellos fumadores con problemas pulmonares… Suelen ser pacientes que tienen patologías asociadas importantes en os que la covid puede provocar mayor mortalidad.
Po lo tanto, este grupo de pacientes, tiene que extremar las precauciones, llevar mascarilla, distancia social, etc… ya que en ellos las consecuencias podrán ser dramáticas.
Hay estudios que dicen que durante la pandemia bajó la cardiología intervencionista. ¿Qué ha sucedido con estos pacientes? ¿Dejaron de venir? ¿Hubo menos infartos…?
Nos llamó mucho la atención en la primera pandemia, meses de marzo, abril mayo…que de golpe hubo un bajón en la activación de códigos infartos, ha habido estudios que han demostrado que bajó entre el 40 y el 50% en todo el país. No han desaparecido… La población estaba tan aterrorizada por el covid y el mensaje de “quédate en casa”, muchos infartos los habrán pasado en casa y es probable que muchos hayan muerto en casa. Nosotros lanzamos un mensaje también a través de los medios de comunicación intentado llegar a las personas, que, ante un dolor en el pecho no se queden en casa, que llamen a los servicios de urgencias sanitarias, que no se van a contagiar por venir. Y sobre todo, que tengan en cuenta que un infarto de miocardio mata más que la covid.